Recomenzar

Disipa a toda aquella gente que te envuelve cual desierto, despliega la caligrafía interior de tu alma y escribe reordenando tu propio firmamento, bajo el lamento de lo inconcluso y el designio de lo acabado. Mueve y recoloca la vida en tu espacio y deja de tejer historias con polvo viejo y arrugado. Vuelve ferviente tu conversación y lustrosa tu presencia, proyecta tu resplandor. Pero, sobre todo, no permitas que la vida zumbe a tus espaldas ni que la gente ensucie tu mirada.

De Dintel en Bisagra a Bisagra.

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